En el exterior de la Gran Sinagoga de Budapest se alza el monumento que se ve en la imagen, llamado el Árbol de la Vida. Se levantó en los años 90 del pasado siglo en homenaje a los 600.000 hebreos húngaros asesinados por el régimen nazi. Aunque parece un sauce llorón, si lo miramos de modo invertido nos recuerda a la forma del candelabro judío.
Impresiona todavía más el Cementerio de los Héroes, un camposanto anexo que se utilizó durante el reagrupamiento de toda la comunidad judía en esta parte de la ciudad. Suponía un paso previo a las deportaciones a los campos de exterminio, que comenzaron en 1944 a manos de los fascistas de la Cruz Flechada.
El Premio Nobel de Literatura de 2002 Imre Kertesz fue uno de los primeros que fue trasladado a Auschwitz. Entonces tenía 15 años. Logró sobrevivir para contar su experiencia.
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